«Yo debo hacerlo todo bien y recibir la aprobación de otras personas, porque si no no tengo ningún valor, no soy buen@, estoy perdid@, no soy tan estimado@ como debería…”

Estas falsas y extendidas creencias populares generan automáticamente ansiedad, culpa, depresión e incluso rechazo hacia uno mismo, y podrían expresarse en el dormitorio de la siguiente manera:

“El orgasmo es algo por lo que debo luchar y esforzarme, de lo contrario él/ella pensará que soy inexpert@, se aburrirá y me dejará y yo sé que tendrá razón porque sin orgasmo no soy una persona interesante, ni una mujer/un hombre complet@ ni buen/a amante”.

Las consecuencias de las exigencias son:

  • Miedo al fracaso.
  • Complejo de inferioridad.
  • Aplicación de patrones perfeccionistas a la pareja y los amigos.
  • Incapacidad de disfrutar del momento presente.
  • Estrés.
  • Disfunciones sexuales.
  • Enfermedades psicosomáticas.

Nuestra cultura fomenta y premia las actitudes de autoexigencia, al tiempo que pretende objetivos inalcanzables: que seamos los mejores y no nos equivoquemos nunca. Sin embargo, es más sensato y sano sustituir las exigencias por preferencias, premiar la actitud y no tanto los resultados, puesto que somos responsables de nuestra actitud y nuestros actos, pero los resultados no dependen únicamente de nuestra voluntad.

En el terreno sexual, exigimos, comparamos y esforzamos, pero las erecciones y los orgasmos, no dependen de la voluntad. Al igual que la musculatura involuntaria de los intestinos, la musculatura bronquial o las manifestaciones de rubor, la erección y el orgasmo dependen del Sistema Nervioso Autónomo (SNA) que rige las funciones que no dependen de nuestra voluntad. Introducir prisas, exigencias y esfuerzos sólo consigue bloquear su funcionamiento natural.

Erecciones y orgasmos constituyen reflejos involuntarios a estímulos sexuales adecuados y, al igual que cuanto más queremos disimular nuestro rubor más nos ruborizamos, quien se impacienta ante su erección o su orgasmo está poniendo la semilla de una dificultad sexual.

Pero sí podemos facilitar el camino para que las respuestas autónomas se presenten:

  • Mimar la situación.
  • Elegir bien a la persona amante.
  • Prestar atención a los preliminares de la erección o al orgasmo.
  • Huir de las exigencias.

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Cuánto nos exigimos en la cama? Cuánto ponemos de nosotros que creemos que debe ser de tal o cual manera para impresionar al otro.
El presente artículo, sólo nos muestra la punta del iceberg, en cuanto a mitos y tabúes que solemos tener.
Atención: cuanto mas libres seamos de exigencias, prejuicios, estereotipos sociales y deberes a cumplir,
mas podremos disfrutar de nuestros cuerpos, el cuerpo del otro, la sexualidad y el erotismo y asi obtendremos fabulosos orgasmos y hermosas erecciones.